Yo, la chica acostumbrada al chamuyero d la noche, al atorrante, no podía entender q hacia c alguien así, mis dudas y miedos podían más q yo, los planteé, me sentía desubicada, no sabía dónde pararme, independiente, mudada y empezando una relación amorosa con lo q hasta el momento parecía “el chico”, si sacamos los seis años menores a mi q era, fui receptora d frases d mi entorno tales como: “la diferencia de edad no importa” “déjate querer, por una puta vez en tu vida” “aprovecha, q es un chico divino y te trata d maravillas” “es increíble, cuando están juntos , como se lo ve a él, esta re enganchado”, y hasta mis alumnos dijeron” ayy profee no se da cuenta como la mira, dele bola, no le rompa el corazón”…Pero resulta q cuando la chica dura, encerrada tras esa coraza p no sufrir termina aflojando, y asumiendo q ese cursi chico le gusta, q ama despertar y tenerlo al lado, q ama q le prepare el desayuno, q ama verlo tocar la guitarra en patas en el living d su depto. mientras ella se baña, q ama q le cocine, q ama sus charlas, sus recitales compartidos, sus cosquillas, sus discusiones,sus besos, sus caricias, sus silencios, opa! Esa chica dura cayó en las garras d esa porquería llamada Amor..Y cuando eso sucedió, el susodicho se endureció, se cerró, le agarró miedo, cayó inmerso en esa maldita, hermosa y tan cierta frase del Indio "el maldito amor, que tanto miedo da", y entre idas y vueltas tuvo q salir d mi parte el distanciarnos, porque él no estaba seguro si era lo mejor; a los días me arrepentí, se lo dije y le dije q estaba dispuesta a ayudarlo y acompañarlo en ese supuesto momento de mierda q atraviesa( insomnio gravísimo, no saber q hacer c su carrera, etc.), él argumenta q le cuesta dejar sus estructuras y me plantea q a los 23 se iba a recibir, a los 25 convivir o casarse y a los 27 tener un hijo y q cuando tuviera 27 yo iba a tener 33 y no iba a querer ser madre...STOPPPPP, WTF?, osea a q edad decido ser madre es problema mío, la q va a parir y a llevar una vida dentro suyo, soy yo, ok?! Yo decido cuando sale, y no planifico cuando seré madre, quiero serlo,pero se dará cuando se tenga q dar sin importar la edad. Entre esos varios planteos, yo hice las preguntas fundamentales: Si me quería, si me quería como amiga y si quería estar conmigo; sus respuestas fueron, q sí me quería, q no me quería como amiga, y q sí quería estar conmigo, pero q en este momento su cabeza estaba tan revuelta q no podía estar c nadie, ni dejarse ayudar…
seducidas y abandonadas
relatos cotidianos y necesarios de cinco mujeres que han sido seducidas y abandonadas, y sobrevivieron para contarlo.
domingo, 20 de noviembre de 2011
ME CAGO EN EL AMOR!!
domingo, 30 de octubre de 2011
Consumir preferentemente antes de…
Cuando lo conocí venía de un año de traspiés amorosos (todavía me estaba limpiando las rodillas por la última caída). Había decidido que “año nuevo, vida nueva” literalmente. Estaba en mi eje, feliz y concentrada en mí, sin joder a nadie y deseando que nadie me jodiera a mí.
Mucho pedir.
Fue el típico “tanto va el cántaro a la fuente…”. Usó toda la artillería clásica de levante: la amiga en común, la ronda de mate, las salidas grupales, las charlas “espontáneas”, la invitación a cenar. Y bueno, me ganó (la carne es débil… especialmente en verano).
No tenía nada de especial (excepto que era música, obvio) pero me encantaba. Era simplísimo, frontal y cariñoso (y no, no me voy a hacer la puritana; en el plano meramente físico era de lo mejor que me pasó en la vida, chicas). Empezamos a salir, sin mediar mucha palabra y análisis, sin poner un título pero dejando que se corriera el rumor de “la parejita” en el trabajo…
Yo estaba feliz. Por primera vez me sentía con el viento a favor, transitando una marea mansa. No estaba enamorada pero me daba lo que buscaba en ese momento. Hacía todo lo que me daban ganas de que hiciera dos segundos antes de que a mí se me cruzara por la cabeza “qué bueno si… momento, lo acaba de hacer!”… Me llamaba por teléfono en vez de mandarme mensajes! (old school not dead). Por fin, POR FIN estaba en sintonía con alguien. Éramos comunes y corrientes: salíamos a cenar, al cine, a bailar. Me piropeaba, me escuchaba, nos reíamos. Me dejaba abrazarlo todo el tiempo.
Hubiera sido mi novio, sin dudas. Iba camino a eso, juraba nuestro entorno. Pero la antena de la sintonía se hizo mierda con el primer chaparrón de verano. Un día se acordó de lo lastimado que había salido de su único noviazgo, se arrepintió de todos los mensajes que me había mandado durante todo ese tiempo, de haberse metido en mi círculo de amigos, se olvidó de los fines de semana en casa, de la cotidianeidad. Se cerró en sus “problemas” y me cansé de golpear la puerta y que nadie abriera.
Desapareció. Tan repentina y obstinadamente como había aparecido (tauro tenías que ser, pendejo).
Pero como todo el que se va sin que lo echen…
Volvió tímidamente por facebook, por mensaje, con invitaciones inocentes. Haciéndose el boludo y con la misma frescura de siempre, como si nunca hubiera exisitdo ese mes de agujero negro entre los dos.
Todo lo frontal y claro que creí que era resultó ser una fachada. Era básico y su comportamiento de manual. En esta (fallida) segunda parte fue un tipo evasivo y poco claro. Y a mí eso me pone de-los-pelos. Un día desaparecía, al otro quería ser mi amigo, al otro me tiraba todos los perros, al otro me hacía sentir la mina menos interesante del mundo…
Cuando finalmente lo encaré para que habláramos sin pelos en la lengua, se debe haber hecho pis encima el muy poco macho. Me mareó con sus vueltas hasta que confesó que lo único que quería era pasarla bien conmigo (traducción: therapy-garch-ang-go… onda, sé mi amiga, báncate los bemoles que te quiera contar, saquémonos las ganas y basta… pero todo cuando yo quiera). Me vino con la berretada de que tenía una coraza y no podía permitir que nadie entrara en su vida. “Te lo agradezco pero no” le respondí al mejor estilo Shakira & Ale Sanz, y lo shockée mal. “Por?” “Porque yo tampoco quiero ser tu novia ahora, pero no tengo miedo de conocerte y ver qué pinta… si vos estás diciendo que vas a estar conmigo midiendo y razonando qué y hasta dónde vas a hacer o sentir, nos estás poniendo una fecha de vencimiento desde el vamos”.
Y ahí se terminó el amor. Un amor tibio y que pasó sin mucha pena ni gloria. Que se hubiera terminado tarde o temprano. Porque yo no estaba enamorada, y ahora sé por qué: no puedo soportar estar al lado de alguien sin el coraje suficiente como para correr el riesgo de v i v i r.
Luna.
lunes, 24 de octubre de 2011
SIEMPRE HABRA VASOS VACIOS…
Estuve catorce esperando un mensaje de texto que diga: “cómo viene tu viaje loquita”. Nos conocimos en agosto, pero nos besamos en septiembre. Nunca imaginé que el destino tenía algo así para mí. Por primera vez viví una primavera. Sólo una primavera.
En marzo corté un relación de mucho años; muchos. Estaba segura de lo que hacia. Pero la seguridad era propia de un momento visceral de mi vida, donde estaba cargada de odio y de bronca. Hacía años que vivía con la contradicción de que tenía novio, pero en la relación-noviazgo los roles no estaban muy claros. Él era especial. De todos modos, yo lo amaba.
Cuando conocí al chico del bar, yo no quería conocer a nadie. Los hombres no me interesaban y hacia cinco meses que me habían extirpado “al amor de mi vida”. Pero con él me pasó algo que jamás me había sucedido. Principalmente me regaló esperanzas de saber que otras personas existen, que es posible volver a enamorarse, que es hermoso conocer gente nueva, y que con las historias de la vida de gente ajena a tu rutina podes aprender mucho. Empecé a ver la realidad con otros lentes: era muy optimista.
No quiero redundar mucho en él, en su personalidad, en su particularidad que me dejaba perpleja- para bien o para mal después de cada conversación- solo quiero contar el efecto que causó en mi existencia, en ese momento particular de mi vida.
Yo tenía el corazón roto, literalmente roto. Esa canción que dice “sentiste lo q es tener el corazón roto…” etc etc. Bueno viví en carne propia eso por meses. Algunas pensarán: “bueno, qué extremista” pero las enamoradizas saben comprender, y la gente que pasó por lo mismo, también.
Con el corazón roto (el pecho me dolía, desde la garganta hasta mis tetas, en línea recta), salía por inercia con gente para no llorar. Esa noche estaba completamente colgada en el bar mirando una columna, mirando el brillo de las botellas de whisky en la estantería más alta de la pared de la barra. Alguien me choca con una botella, me dí vuelta sin ninguna intención, y era él que me dijo algo al oído (es común hablar al oído en el bar). La verdad que no entendí lo q me dijo. No había escuchado. La amiga con la que estaba (la otra se estaba besando a un flaco) empezó a hincharme con qué me había dicho. Yo seguí sin importancia la situación.
Luego, me insistían bastante con que me lo había levantado. Yo con mucha ingenuidad dije: “ay, es lindo”. No me creía capaz de gustarle a nadie.
Desde ahí se inicio una relación muy rara y corta con una persona del sexo masculino, muy viril. Esto me molestaba un poco. Pero como yo estaba tan angustiada, y él me devolvió las ganas de reírme, nada de lo que decía me afectaba. En realidad, sí me afectaba. Como yo estaba saliendo de una relación muy larga, no me quise mostrar con él muy exigente. Tampoco él lo hubiese permitido. Él hacía lo que quería cuando quería: él no veía obstáculos.
Es como que me sumergí en su locura, sabiendo que corría cualquier riesgo. Sabía que un día me llamaba a mí, pero nada era seguro. Y ese riesgo era el que corría por elegir la intensidad de los momentos que compartíamos. Porque es esa intensidad lo único de lo que estoy segura que nos pasó a los dos. Por eso prioricé vivir el día a día, porque era tal la energía que me transmitía, que tres meses de charlas y besos (sólo eso) vibraron más en mí alma que cuatro años de novia. Yo lo quería y lo aceptaba como era.
Y así, tuve- siendo consecuente con migo misma- que aceptar que no me preguntara por mi viaje, ni por mí. Cuando volví me dijo que se había puesto de novio, con esa chica que me había dicho que andaba…
M.
martes, 18 de octubre de 2011
Noches de espera
La Piba
viernes, 14 de octubre de 2011
como dos extraños...
y el miedo enorme de morir lejos de ti...
¡Qué ganas tuve de llorar
sintiendo junto a mí
la burla de la realidad!
Y el corazón me suplicó
que te buscara y que le diera tu querer...
Me lo pedía el corazón
y entonces te busqué
creyéndote mi salvación...
Y ahora que estoy frente a ti
parecemos, ya ves, dos extraños...
Lección que por fin aprendí:
¡cómo cambian las cosas los años!
Angustia de saber muertas ya
la ilusión y la fe...
Perdón si me ves lagrimear...
¡Los recuerdos me han hecho mal!
Palideció la luz del sol
al escucharte fríamente conversar...
Fue tan distinto nuestro amor
y duele comprobar
que todo, todo terminó.
¡Qué gran error volverte a ver
para llevarme destrozado el corazón!
Son mil fantasmas, al volver
burlándose de mí,
las horas de ese muerto ayer...